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Josué Villanueva es maestro y director académico del Seminario Teológico Semper Reformanda, además es facilitador de Enfoque Global.
¿COMO SE SIENTEN LOS MISIONEROS
EN ESTE TIEMPO DE PANDEMIA?
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En estos días todo el mundo está bajo la pandemia del Covid-19 y se ha decretado cuarentena domiciliar, la mayoría nos encontrados en nuestras casas y separados de nuestros amigos y familiares. Algunos países han comenzado la denominada “escalada hacia la normalidad”. El distanciamiento social que vivimos en esta pandemia es una oportunidad que el Señor nos da para comprender más a los misioneros, que trabajan en las comunidades de Latinoamérica y entre los menos alcanzados. A continuación veremos tres cosas que ellos experimentan durante su servicio al Señor.
1. Separación física de la familia y amigos
En este momento no podemos visitar a nuestros familiares y mucho menos a los amigos con los que compartíamos “un café”, “un mate” o “una comida”. Esto es algo que los obreros experimentan normalmente debido a que se encuentran a miles de kilómetros de sus países.
Hace unos años tuve el privilegio de servir en el campo entre los no alcanzados y pude vivir en carne propia esta separación con la familia y amigos de mi país de origen. En esos años el medio por el cual me comunicaba era Skype. El tiempo para platicar con mi familia era un aliento para mí mientras estaba en el proceso de adaptación a la nueva cultura. A pesar de estar rodeado de otras personas, sentía esa “soledad” de no estar con mis seres queridos.
2. Separación física de otros creyentes
Hoy no podemos reunirnos y disfrutar de la comunión presencial de nuestros hermanos en Cristo. En Europa y Estado Unidos ya comienzan a levantarse las medidas decretadas para las iglesias, pero con estrictas normas de distanciamiento y salubridad. Debido al avance de la tecnología podemos conectarnos de forma virtual y escuchar la Palabra de Dios de nuestros pastores.
La mayoría de los obreros pioneros en zonas no alcanzadas pasan años sin poder tener comunión con el cuerpo de Cristo. Los primeros años, mientras se tienen frutos, ellos se reúnen en su casas con sus hijos y cónyuges solamente. Uno de los misioneros me contaba que cuando fue de visita a su iglesia enviadora, lloró de gozo al escuchar la Palabra y cantar junto a otros hermanos.
3. Dificultades para predicar el evangelio
Hoy debido al distanciamiento social, se dificulta predicar el Evangelio persona a persona, pero al mismo tiempo ha habido un aumento de predicaciones por los medios digitales y muchas más personas están siendo expuestos al mensaje. En culturas del medio oriente el tema de las relaciones personales es muy importante, antes de compartir el Evangelio.
Los obreros que van a estas zonas del mundo tienen muchas dificultades al inicio para establecer relaciones en la nueva cultura. No conocen el idioma y tienen que aprender desde cero, aunque quieran compartir el Mensaje, están consiente que deben de tomar tiempo para poder comunicarse con los locales. Al no poder hablar el idioma se sienten aislados a pesar de estar viviendo en medio de ellos. En promedio después de 6 meses en el país se puede comenzar a tener las primeras conversaciones. He escuchado de muchos obreros que tienen menos de un año de haber llegado al campo y la etapa inicial de aprendizaje y socialización se está haciendo más difícil debido a la pandemia.
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